viernes, 17 de septiembre de 2010

De las carreras

Estos días, mientras disfruto cada día más de mi nuevo (ya no tan nuevo) trabajo, estuve meditando sobre las cosas que la gente hace en ciertas compañías multinacionales para lograr un ascenso, o como lo llaman en USA, Rat Race (carrera de ratas).

Conozco gente que ha vendido su alma por un viaje, un mini aumento, por una mejor oficina, una silla más cómoda... Hay casos más graves, pero como me tocan muy de cerca, no los voy a discutir.

Lo que me sorprende es que todas estas personas que participan de esta carrera de ratas no se den cuenta de que solamente se los explota, y que no se rebelen ante injusticias tales como trabajar horas y horas extras sin ninguna retribución, perder novios, amigos y familia a causa de esto... Y todo por el supuesto prestigio de trabajar en una multinacional.

Hoy justo me crucé con esto, y me puse a pensar en una charla que tuve anoche con mi amiga Laurita: Nadie te entierra con tus pertenencias, ya no somos faraones. No te vas a la tumba con tus dólares, ni con tus ahorros cualquiera fuera la denominación. Tampoco la gente se va a acordar de vos por lo mucho que ascendiste en tal o cual compañía. Hace unos meses fallecieron dos personas en la multi donde trabajaba, una un director muy importante, trabajó hasta que se murió. De qué le valió? La Nación muy agradecida por las participaciones. El otro el papá de un colega, que le dedicó su vida a la empresa, ni siquiera eso...

Entonces, qué es lo importante? Para mí, como siempre escribo, mis afectos. Porque al final de cada día, cuando estoy bien o mal, cuando estoy cansada o con pilas, los que comparten conmigo mis alegrías y sobre todo los que me bancan cuando el día no fue bueno, son mis afectos. No es mi amex gold, ni mis ahorros, ni el título nobiliario que me dan en la oficina.

Afortunadamente hoy trabajo en una empresa que conjuga las mejores cosas que un trabajo puede tener: buen jefe, una tarea a desarrollar divertida, un excelente grupo de compañeros, un buen clima laboral, posibilidades de crecimiento genuinas y justas. Y por hacer todo lo que me gusta hacer me reconocen y me pagan.

Sé que estoy viviendo lo mejor de ambos mundos: disfruto de mi vida profesional y de mi vida personal. Tal vez sea la experiencia que dan los años, tal vez sea sólo suerte...

Y ustedes? Rat Race o vida balanceada?

martes, 7 de septiembre de 2010

De degustaciones afortunadas

El jueves pasado nos invitaron a una degustación de vinos y chocolates. Quien me conoce sabe que cualquier cosa unida al chocolate me resulta irresistible. Si a este combo le adicionamos amigas y vino, imaginate...!

Llegamos al Hotel Savoy (Callao y Perón) alrededor de las 6pm. Nos recibieron con copa de champagne y cosillas para comer. Todo muy rico, pero a la segunda copa de espumante, ya estaba lista para irme a dormir. Dejando de lado algunos detalles que no vienen al caso con el plantel de Racing que concentra en el hotel, finalmente pudimos subir al salón para la degustación... de más alcohol.

Cuando dan inicio a la actividad, me entero que el evento era para el agasajo de secretarias. Ahí me cayó la ficha del por qué de la fauna presente. Había de todo: Desde mi amiga Nany, que es asistente, pero perfil profesional (hago esto mientras estudio, y si pudiera, de tanto en tanto, envenenaría a mi jefe), mi amiga Laura, perfil idem (pero ama a su jefe, lo considera perfecto y no lo cambiaría por nada del mundo), y las otras...

Edad promedio, 50 años. El rango de "arregladez" iba desde onda secretaria ministerial de Gasalla a "hace siglos que mi cabeza no ve un peine, ni una buena tintura". El grado de brujería, que ya hemos hablado de este tema en el blog, cuando pertenecía al gremio, iba de madrastra de Blanca Nieves, a Cruela de Vil. Y las preguntas!!!!!!!!!!!!!!

Creo que nunca un sommelier se debe haber ido tan frustrado de una degustación. Las preguntas versaron más sobre el chocolate que los vinos. Y sobre los chocolates especiados. Cada vino que probábamos era una buena excusa para sacar a la luz una vez más los chocolates especiados. Lo que me hizo sospechar que la señora en cuestión había visto hacía muy poco Chocolat o la había visto muchas veces o es su película favorita...

Por supuesto que mi mesa era la que más onda tenía... y las brujas de una mesa vecina, nos mandaron a callar... porque no les quedaba claro si el chocolate era especiado o no. Se deben haber querido atragantar con el chocolate (especiado o no) cuando cada una de nosotras se ganó un premio en el sorteo final: una caja de chocolates, un almuerzo o cena en el hotel y una estadía en el mismo. In your face!!!!

Qué se ganaron en sorteos? Alguna vez les pasó de no dejar un solo premio sin ganar?