domingo, 9 de noviembre de 2008

De cómo pasar un viernes por la noche 2

Luego de ajetreada semana, les cuento lo que les debía.

Vamos por las chicas primero:

Como les contaba, al llegar me dieron mis papeles e identificación y me sentaron en una mesa con el resto de las chicas que ya habían llegado. Aparentemente llegar al otro lado de Puerto Madero no era tarea simple para algunas de las participantes, porque tuvimos que esperar más de media hora para iniciar.

Mientras esperábamos a las rezagadas, conversé con algunas de las veteranas, veteranas en el sistema. La verdad es que eran todas macanudas, algunas más que otras. Algunas medio forras, cero onda. Che, era un evento que para la mayoría de la gente que conozco era incómodo, raro, extraño, y así y todo, algunas prefirieron sentarse lejos y cuchichear entre ellas. Como si la presión de saber que desde el otro lado de la ventana los hombres nos estuvieran estudiando como a bichos en microscopio no fuera suficiente!

Las más retrasadas llegaron. Y uso retrasadas en un término amplio. Había dos chicas, pobrecitas, eran de escolaridad diferenciada. Una, en medio de la preparación e introducción, se empezó a cambiar las lentes de contacto!!! En el recreo me la crucé en el baño, retocándose el brillo de labios. Tenía media dentadura pintada. Cómo hacés para pintarte los dientes con brillo????

Luego del evento intercambié mails con 3 de las chicas: La colo, una chica atractiva, vistosa, macanuda. La veterinaria, macanuda idem. Y la patóloga (creo que es eso a lo que se dedica), arriba de los 40 o por ahí.

En fin, una vez más me di cuenta de que la solidaridad femenina es limitada. Nadie escribió para contar sus coincidencias. Yo tampoco.

sábado, 1 de noviembre de 2008

De cómo pasar un viernes por la noche

Ayer por la noche fui a mi primer evento de speed dating. Con mucho espíritu lúdico y sin nada que perder,  me vestí, me maquillé y salí al ruedo cual torero a enfrentar a un Domeq puro.

Llegué al evento puntual, pasé por las legalidades varias, me dieron mi dating card, donde debería anotar el número y nick de cada cita que tuviera y los detalles de cada uno, para luego recordarlos.

Mi primera cita fue un abogado workaholico. Nada del otro mundo físicamente, pero agradable. Consejo para AbogadoWorkaholico: Menos perfume la próxima. Pero podemos seguir conversando, buena onda.

Segunda cita, un productor de seguros para productos bancarios. Fuera de mi rango deseado de edades, podría haber sido mi papá. Tal vez no tenía la edad para serlo, pero ciertamente parecía. ProductorJovato: No te hagás el winner, no tenés con qué.

Luego pasaron por la mesa: ArquitectoFumador y EmpleadoAutomotor, el primero fumador, descalificado automáticamente. El segundo, buena onda, pero también un poco cascoteado, y con un temita en la boca... necesitaba secarla con una servilleta constantemente que dejó luego sobre la mesa al irse.

Cita Nº 5: Excepto por el corte de pelo, el ArquitectoProfesor puede ser un candidato a explorar. Ya veremos si hay coincidencia...

El número 6, además de ser amigo del Nº 2, no tenía demasiado para contar... poco memorable, lo llamaremos el AnticuarioOlvidable.

Promediando la noche llegó IngenieroInteresante. Hablamos solo de trabajo. Esperaba que al terminar la parte formal de la noche, tener la oportunidad de hablar un poco más. Pero se sentó en otra mesa.

Dos citas completamente olvidables después, llegó AbogadoPadrino, su nickname estaba armado con los nombres de sus ahijados. Me pareció un detalle muy tierno. Un tipo sencillo, tranquilo, otra opción que veremos, si hay coincidencia.

Qué les puedo decir: No una pérdida de tiempo completa. Veremos qué onda. Como experiencia sociológica no hay desperdicios. Y para pasarla bien un viernes por la noche, en vez de mirar capítulos viejos de One Tree Hill...

Próxima entrega: La competencia directa - Da Gals...