lunes, 25 de febrero de 2013

De cómo retomar una buena costumbre...

Desde chica escribir siempre fue un buen ejercicio. Bueno para las neuronas, bueno para el alma, bueno para el corazón...

A veces el trabajo y la vida cotidiana te impiden ocuparte de lo importante, y solo podés ocuparte de lo urgente. Otras la fiaca no te da tregua, te atrapa y no te suelta. Un buen libro en la cama, o mirar tele desde el cómodo sofá es más cómodo que hacer introspección y ponerse a escribir.

Y a veces, como ahora, las palabras fluyen desde el cerebro o desde el alma y se deslizan directo hasta los dedos y de ahí al teclado y a la pantalla... Tal vez sea la necesidad de poder poner negro sobre blanco o sacar para afuera todas las cosas que adentro estorban, hacer lugar para cosas nuevas.

Hace un par de fines de semana que le dedico unos ratitos a revisar mi casa y tirar o poner para regalar cosas que ya no sirven, no uso, están gastadas o ya no me gustan. Debiera ser así de simple para el alma. O los recuerdos. Contemplarlos, decidir si son de esos que te calientan el pecho en días de frío o de esos que no vale la pena recordar nunca más.

Logré hacer eso con algunos recuerdos. Pero a veces los recuerdos o las personas que los evocan, vienen sin que los llames. Hace unas semanas reapareció desde las tinieblas, una persona que me hizo mucho daño. Esas que no sólo traicionan en los sentimientos, sino que traicionó mi confianza y me estafó.

Volvió como si nada hubiera sucedido, como si nuestra falta de contacto por más de 15 años se debiera a que simplemente dejamos de hablar... Volvió porque necesitaba saber que no le guardaba rencor, quería volver a retomar el contacto.

No soy rencorosa, si lo fuera, las cosas que no hubiera hecho para hacerle la vida imposible... Pero tampoco soy la Madre Teresa. Le respondí su mail, deseándole una buena vida, una buena reflexión y que ésta lo llevara a buen puerto. Pero de volver a hablar, no, gracias. Sos mi pasado, ya no tenés cabida en mi presente. Che Dio ti benedica, diría Zucchero.

Por lo general, estas irrupciones del pasado, agitan todas las cosas que andan dando vueltas... No fue una buena semana. Pero, como siempre, las opciones son dos: Podés regodearte en el dolor, en lo que no fue, en lo que perdiste, o ponerle "Actitud Tacos".

Qué es "Actitud Tacos"? Es esa actitud que hace que te vuelvas a subir a los tacos más altos que tenés, te pares derecha, y camines por la vida con una nueva sonrisa, esa que dice, sí, la pasé mal, pero estoy acá, parada sobre estas dos piernas, estos tacos divinos y sigo siendo yo. Nadie me saca lo que no quiero que me saquen.

Así que acá estoy, de nuevo en el ruedo, hoy sobre chatitas, pero de piel y charol, y retomando esa sana costumbre que es escribir.

Y ustedes, qué actitud tienen cuando hay que ponerle onda a la vida?