domingo, 18 de septiembre de 2011

De la vida...

Ayer me preparaba para ir a una fiesta de cumpleaños, sorprender a un amigo del alma en su festejo en un boliche. Pero me enteré que la fiesta se cancelaba porque una amiga estaba muy grave, internada.

La conocí hace un par de años en el mismo festejo de cumpleaños. Macanuda. Falleció hoy. Una chica joven, llena de vida, amada por su familia y amigos. Una bacteria, aparentemente, se la devoró en 48 horas. Cuarenta y ocho horas. Hace 96 horas estaba hablando con mi amigo Walter por teléfono, felicitándolo por su cumple, haciendo planes para el sábado por la noche. A las pocas horas estaba internada. Y a las 48 horas ya no estaba.

Cuarenta y ocho horas.

Da perspectiva no? Te hace pensar en tus prioridades. En qué es lo que vale la pena y qué no. Hay gente que ante una experiencia así medita, reflexiona, y hace los cambios necesarios para ser feliz. Hacer que las horas cuenten, que no sean horas perdidas. Hay gente que lo quiere hacer, pero no lo logra. Y hay gente que no lo entiende.

Este tipo de muertes sin sentido sirven solo para una cosa: Hacernos reflexionar sobre lo efímero de nuestro paso por este mundo. De lo preciosos que son cada uno de los minutos que respiramos.

Cuarenta y ocho horas. 48.

Así que como leí alguna vez: Ama como si nunca te hubieran herido y baila como si nadie te estuviera mirando. Y agrego: decile a todos los que querés que los querés, no te olvides de abrazar y besar con pasión cada vez que puedas. El resto? El resto no vale la pena.

martes, 6 de septiembre de 2011

Del sube y baja...

Hoy encontré en Le Love una foto hermosa con la siguiente frase:

"Qué pasa si no puedo dejar de extrañarte?"

Qué momento… Cómo deshago un sentimiento que dura de toda la vida? En qué momento voy a dejar de extrañarte? Es cierto, ya no es constante, ni el extrañarte ni el dolor de tu ausencia. Pero te sigo extrañando intermitentemente. Y a veces siento que nunca voy a poder eliminarte completamente de mi sistema…

Y luego me acuerdo de que hubo un lapso de dos años en los que no te pensé, en los que mi determinación de no sufrir más fue más fuerte que la conexión que nos unía. Dos años en los que tu presencia, a través de mensajes de texto, me molestaba, me fastidiaba. No te extrañaba, era libre por primera vez desde los 14 años. No dependía de vos, de tu presencia. Y si pude hacerlo entonces, puedo hacerlo ahora.

Paso a paso, día a día, la felicidad es una elección. Como todo en esta vida...

domingo, 4 de septiembre de 2011

De las estaciones

Tengo que confesar que las mañanas frías y húmedas en fin de semana me ponen romántica. Pero en el sentido literario, en el estilo… Me sorprendo caminando por la calle, haciendo las cosas más triviales, con una sonrisa y buscando adjetivos para describir las gotitas imperceptibles suspendidas en el aire.

Un té no es un simple té, es un medio para viajar a los recuerdos. Una querida amiga que te abriga en su casa y en la intimidad de su cocina te escucha llorar todas tus penas adolescentes. Un lugar que es mágico, en medio del Carso, y que es el responsable de las más maravillosas experiencias vividas.

No tan lejanos viajes son una panacea en la memoria. Caminatas entre hojas amarillas y rojas en el Central Park despiertan un calorcito en el medio del pecho.

Proezas deportivas que no son tales, me hacen sentir una medallista olímpica, en medio de los bosques de Palermo.

Así son las mañanas frías y húmedas de domingo… Me tomo un té y me inspiro. A la vez que espero que ya se vaya este invierno, e invoco con todas mis fuerzas una pronta primavera...