viernes, 22 de octubre de 2010

De cuando nos tropezamos con la misma piedra

Hace unas semanas escribía esto. Pero luego me di cuenta de que hay personas que ya viven su vida personal como viven su vida laboral...

En los últimos tiempos he llegado a la conclusión de que yo soy así, me entrego completamente a mi trabajo como lo hago con mis amistades. En mi trabajo me pagan un sueldo y si la cosa no es recíproca, salgo por la puerta, me pego una vuelta por el shopping, pongo perspectiva y chau.

Qué pasa cuando en las relaciones interpersonales no hay reciprocidad? Qué sucede cuando das oportunidades para luego recibir nuevamente la misma respuesta? La inversión afectiva se recupera? O sólo queda bajar la persiana y moverse a nuevas amistades, aceptando que al final amigos sólo se pueden contar con los dedos de una mano y el resto son circunstancias?

En fin, reflexiones de un viernes... Qué hacen ustedes en estas circunstancias? Amar y perdonar o bajar la persiana?

jueves, 14 de octubre de 2010

De la coquetería (epílogo)

Es solamente justo que ponga ejemplos de por qué los hombres nos gustan al natural: pelados o canosos, nada de tinturas o arreglos ingeniosos en la cabeza...
Ejemplo a seguir 1:


Ejemplo a seguir 2:


Ejemplo a evitar:



Recuerden: George Clooney sale con una tana que parte la tierra, Soldán salió con la Süller y con la Rímolo... Saquen sus propias conclusiones.

De las miserias humanas

Hace unos días mostraban por TV el caso de un señor que vive en la boca que padece de síndrome de Diógenes. Se trataba de una persona muy trastornada que había llegado a llenar su casa completamente de bolsas de basura de todo tipo. Muy triste. Conozco personas más cercanas que tienen el mismo problema, tal vez no tan acentuado. Una prima acumula bolsas de plástico en su casa. Nadie sabe qué tienen dentro, pero ya ocupan todo el living y llegan al pasillo de entrada de la casa... Es profesional, habla dos idiomas a la perfección. Este síndrome no tiene discrimina.

Pero tal vez sea más triste ver a profesionales médicos ir de stand en stand acumulando porquerías de la misma manera. Pasan stand por stand, cual procesión religiosa, juntando cuanta muestra, papelito, birome, bolsa, cuaderno, block o bandita elástica se les ponga a tiro.

En el caso del laboratorio para el que trabajo, no damos muestras como otros, pero solemos dar biromes muy lindas y literatura médica de calidad sobre nuestros productos. Cualquier ser humano normal se acerca, mira qué hay y si es algo que tiene que ver con su práctica, conoce el producto, lo usa tal vez, se lleva un ejemplar. No, los médicos y estudiantes de medicina, se llevan lo que sea. "Doctor, conoce el producto?" "No", pero se lleva igual la tabla de dosificación porque, en palabras de uno de ellos, tiene lindos colores. ¡¡¡Tiene lindos colores!!!

O sea, lo que sea me viene bien. A lo mejor yo no me enteré y había una competencia que consistía en juntar la mayor cantidad de porquerías... no sé.

El congreso duró 3 días. Hubo personajes que pasaron los 3 días por el stand a buscar más biromes, más tarjetitas, más lo que fuera que pusiéramos en la mesita. En otra oportunidad hasta pusimos calcomanías del laboratorio, con el nombre y el logo nada más, se las llevaron como quien lleva un tesoro. Otra vez pusimos unas manzanas que habían sobrado de un almuerzo. Se las llevaban de a dos, mirando hacia todos lados como ladrones, para ver si alguien los veía...

Qué se yo... a mí me quedó la sensación de que la próxima vez mejor me trato con un chamán. Me quedó esa cosa de codicia, de angurria... Y pensaba si son así con regalitos pedorros, imaginate con prestaciones médicas, plata al fin y al cabo.

Sí, la próxima me hago ver por un chamán.

De la coquetería...

Antes de que me acusen de nada, voy a aclarar una cosa: No me molestan los hombres metrosexuales. Me molestan los hombres llanamente ridículos.

Esta es la primera entrega de lo que pude observar en el marco de un congreso médico de cardiología, al que tuve que asistir por mis obligaciones laborales. Los médicos son un gran material de inspiración para escribir gente: desde sus complejos de Dios, hasta su increible capacidad de recolectar la más infecta basura en los stands comerciales... pero eso es parte de la segunda entrega.

Hoy nos abocamos a la moda entre los médicos, cardiólogos en su mayoría, que a la hora de salir de casa necesitarían una asesoría de imagen URGENTE.

Caso N° 1 "El tapado creativo": No, no hablamos de abrigos, que la semana pasada no hacía frío, sino de cómo disimular una pelada indisimulable. Edad del primario, unos 60 y largos. Pelada prominente en la frente. Con el poco pelo que le quedaba a los costados del cráneo, tipo a la altura de las patillas, este creativo digno de Utilísima, se había dejado el pelo larguísimo, para peinarlo desde los costados hacia atrás, uniendo las dos partes en la nuca.

Esta es una pobre ilustración del peinado que describo... lamentablemente, no pude sacarle una foto a tiempo... Pero como dicen los sajones, adding insult to injury, además el pelo teñido. Con la peor coloración, esa que es un marrón oscuro colorado... HORROR!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

El tema del coloreado del pelo fue una constante, como si uno creyera más en un médico "joven" que en uno experimentado que pinta canas, o mejor, que las lleva con dignidad y orgullo. Por favor! La cantidad de pobres infelices que vi con sus melenas teñidas de oscuro, pero sus cejas completamente blancas...

Queridos hombres, los queremos como son, no necesitan hermosearse tanto... A ver nos los bancamos desnudos y la verdad es que no son muy estéticos así. Ahora, bancarnos teñidos de mala calidad, entretejidos y hasta peluquines, eso ya es demasiado. En serio, los preferimos completamente pelados, pero prolijos y masculinos. No se esmeren tanto, less is better. En serio.

Y ustedes, han tenido encuentros cercanos con pelucas varias?