jueves, 14 de octubre de 2010

De las miserias humanas

Hace unos días mostraban por TV el caso de un señor que vive en la boca que padece de síndrome de Diógenes. Se trataba de una persona muy trastornada que había llegado a llenar su casa completamente de bolsas de basura de todo tipo. Muy triste. Conozco personas más cercanas que tienen el mismo problema, tal vez no tan acentuado. Una prima acumula bolsas de plástico en su casa. Nadie sabe qué tienen dentro, pero ya ocupan todo el living y llegan al pasillo de entrada de la casa... Es profesional, habla dos idiomas a la perfección. Este síndrome no tiene discrimina.

Pero tal vez sea más triste ver a profesionales médicos ir de stand en stand acumulando porquerías de la misma manera. Pasan stand por stand, cual procesión religiosa, juntando cuanta muestra, papelito, birome, bolsa, cuaderno, block o bandita elástica se les ponga a tiro.

En el caso del laboratorio para el que trabajo, no damos muestras como otros, pero solemos dar biromes muy lindas y literatura médica de calidad sobre nuestros productos. Cualquier ser humano normal se acerca, mira qué hay y si es algo que tiene que ver con su práctica, conoce el producto, lo usa tal vez, se lleva un ejemplar. No, los médicos y estudiantes de medicina, se llevan lo que sea. "Doctor, conoce el producto?" "No", pero se lleva igual la tabla de dosificación porque, en palabras de uno de ellos, tiene lindos colores. ¡¡¡Tiene lindos colores!!!

O sea, lo que sea me viene bien. A lo mejor yo no me enteré y había una competencia que consistía en juntar la mayor cantidad de porquerías... no sé.

El congreso duró 3 días. Hubo personajes que pasaron los 3 días por el stand a buscar más biromes, más tarjetitas, más lo que fuera que pusiéramos en la mesita. En otra oportunidad hasta pusimos calcomanías del laboratorio, con el nombre y el logo nada más, se las llevaron como quien lleva un tesoro. Otra vez pusimos unas manzanas que habían sobrado de un almuerzo. Se las llevaban de a dos, mirando hacia todos lados como ladrones, para ver si alguien los veía...

Qué se yo... a mí me quedó la sensación de que la próxima vez mejor me trato con un chamán. Me quedó esa cosa de codicia, de angurria... Y pensaba si son así con regalitos pedorros, imaginate con prestaciones médicas, plata al fin y al cabo.

Sí, la próxima me hago ver por un chamán.

1 comentario:

La Azucena dijo...

jajajajj que terrible lo que contas!! pero lo contas taan pero tan gracioso que me divierte!