Mi abuelo Armando tenía una frase memorable: Tal cosa es "como llevar una cama al Tigre". Y con esto se refería a las cosas complicadas, incómodas, casi imposibles.
Mi abuelo no conoció la autopista nueva, obviamente, ni los servicios de fletes actuales. Aunque en el caso de los fletes, la sola contratación es casi llevar la cama al Tigre, sin autopista ni auto.
El sábado compré cama nueva para el dormitorio grande. Un poco más chica que la actual (10 cm. menos), para que no parezca que solamente hay una cama en el cuarto. Fui al mismo lugar en el que compré la del dormitorio caja de zapatos (pero es mi caja de zapatos, y está llena de mis baratijas y libros). Como habían sido tan amables y eficientes...
Nos pusimos de acuerdo en fecha y horario de entrega: Lunes después de las 19. Bien. Llegué a casa con tiempo, saqué la cama vieja, sommier y colchón de 1,40 x 2,00, yo sola. No era llevarla al Tigre, pero el pasillito al living nunca me pareció tan largo... Y me senté a leer y esperar.
Las 19, las 20, las 20:30, llamo al local, nada. Espero, miro el reloj, ceno, espero. Me pregunto si la habrán llevado al Tigre. Finalmente me doy por vencida, y llevo solo el colchón de regreso al dormitorio.
Hoy llamo al local, no sabían nada, prometen volver a llamar, no lo hacen, llamo de nuevo, me dicen que no tienen solución todavía, que el fletero había roto la tela del colchón. Sigo esperando que me digan qué van a hacer.
¿Dormiré nuevamente en el colchón en el piso? ¿Me regalarán un par de almohadas por el quilombo? ¿Es comprar una cama equivalente a llevarla al Tigre? ¿Dije que esto se encuadra también en el dicho de mi abuelita "cuando la niña pobre sale a bailar, los músicos se van a pishar"?