viernes, 30 de abril de 2010

De cómo pasan los años

Ayer fue mi cumpleaños. Como cada año, como cada fin de año, miré hacia atrás y me di cuenta de que los últimos 365 días fueron intensos. Todos y cada uno.

Hacía mucho tiempo que no era consistentemente y sostenidamente feliz, y no quiero dar por sentado un estado mental y espiritual, que sé positivamente, no es automático. Lo que vivo y siento es gracias a mucho trabajo, esfuerzo y ganas. Pero también es gracias a los afectos, a las oportunidades que supe aprovechar, a mi equipo de rugby de ángeles guardianes, a mi familia, a mis amigas...

Un año que no fue un año más. Un año que se las trae, con trabajo, con viajes, con proyectos, pero por sobre todas las cosas, con ganas. Porque después del año que pasé, sé que puedo con todo...

miércoles, 28 de abril de 2010

De los viajes 2

Alguien alguna vez dijo: "El infierno son los demás"

Nada más cierto cuando se viaja en avión con niños. Sentados en el asiento de atrás tuyo. Que temen volar. Y que te patean el asiento cada 5 segundos. Y lloran. Y son dos. Hermanitos.

Claro, peor hubiera sido la travesía en barco, 3 horas, con tormenta, y los niños: llorando, vomitando y corriendo como desaforados... Ah, no es cierto, esa ya la pasé también.

Cuando Pipo Pescador cantaba "el viajar es un placer que nos puede suceder" solo pensaba en el auto de papá, nunca en estas escenas dantescas, que hacen que el más paciente se convierta en un Herodes cualquiera... Confieso que yo soy de las que menos paciencia tiene y que cuando los niños son completamente ajenos (no mis sobris o ahijada), los sometería a todos a viajar en bodega - no importa si es en barco o avión eh...

Claro que hilando más fino, se puede argumentar que la culpa no es de los niños, sino de sus padres, que no les ponen límites, que los dejan gritar desaforados, que ya - inmunizados de sus monerías y tropelías - no los ven ni los escuchan. A los padres los ataría de las alas de los aviones o les daría un par de esquíes de agua para viajar atados a una soga, a unos 100 metros del barco...

Me van a decir que soy una intolerante, que es porque no tengo hijos, que no siempre se los puede controlar. Tienen razón. No lo niego. El infierno son los demás. A veces los demás soy yo.

Cuáles son sus infiernos?

lunes, 5 de abril de 2010

PD: Roncás...

La semana santa me dio la oportunidad de volver a un lugar soñado: Las Dalias. Se los recomiendo a todos aquellos que quieran relajarse, comer sano y darle un break al espíritu del mundanal ruido. Ruido que nos persiguió hasta San Luis...

El viaje es un poco tedioso para los que van en micro, porque entre otras cosas te puede pasar que, como a nosotras, te toque un vecino de asiento involuntariamente molesto. Habíamos salido de Buenos Aires, mis dos amigas y yo, con un cansancio importante, luego de trabajar todo el día, y pensábamos que, coche cama mediante, podríamos dormir hasta llegar a destino.

Cenamos la maravillosa comida del servicio a bordo, puaj, y cuando apagaron las luces para poner "PD: Te amo" dijimos, es la nuestra, esta peli re da para dormir... Debo confesar que jamás la había visto. Hilary Swank en papeles románticos me convence menos que político en campaña. Me tapé, acomodé la amohadita y cerré los ojos. Me quedé casi instantáneamente dormida.

A un cierto punto, un ruido feroz me despertó. Pensé que era un desperfecto mecánico, un problema en el motor. No, era el pasajero del asiento de atrás, al otro lado del pasillo que roncaba a decibeles insospechados. Todo esto en medio del emotivo final de la película, en el que la protagonista declara que las cartas la habían devuelto de la muerte... Como a mí los ronquidos de los brazos de Morfeo: PD: Roncás!

Entonces, una vez mas pensaba, que qué lindas y románticas son las película de Jolivud, cuando en la realidad te toca dormir seguramente como un tipo como el del micro que, a propósito, era casado, pelado y gordito. Nunca un Gerard Butler, nunca un Rob Pattinson, nunca un Robert Downey Jr... Así que chicas, a poner los pies en la tierra, y recuerden, nada de PD: Te amo... PD: Roncás! Esa es nuestra realidad.