Hay días, esos días que yo solamente conozco, que la elección no basta. Que la voluntad no lo logra. Y me permito una lágrima, o varias. Porque me parece más sano llorar que ocultar mi tristeza.
La tristeza tiene esas cosas. A veces es mejor dejarla fluir por los lagrimales, porque adentro es peor. Y siento que con cada lágrima se va un poco más de vos que había quedado dentro mío. Y te despido, sabiendo que alguna vez volveremos a hablar, porque siempre lo hicimos, pero que no va a ser igual.
Por suerte mi piel ya no te extraña. Mi boca no te añora. Mi cuerpo se acostumbró a tu ausencia y tampoco te reclama. Es sólo mi corazón el que no se resigna de tanto en tanto. Porque el progreso es así. El que no se adapta se queda.
Y yo decidí no quedarme, decidí seguir, sin vos. Porque sé que sos feliz, sin mí, y yo tengo todo el derecho a ser feliz, sin vos.