domingo, 4 de septiembre de 2011

De las estaciones

Tengo que confesar que las mañanas frías y húmedas en fin de semana me ponen romántica. Pero en el sentido literario, en el estilo… Me sorprendo caminando por la calle, haciendo las cosas más triviales, con una sonrisa y buscando adjetivos para describir las gotitas imperceptibles suspendidas en el aire.

Un té no es un simple té, es un medio para viajar a los recuerdos. Una querida amiga que te abriga en su casa y en la intimidad de su cocina te escucha llorar todas tus penas adolescentes. Un lugar que es mágico, en medio del Carso, y que es el responsable de las más maravillosas experiencias vividas.

No tan lejanos viajes son una panacea en la memoria. Caminatas entre hojas amarillas y rojas en el Central Park despiertan un calorcito en el medio del pecho.

Proezas deportivas que no son tales, me hacen sentir una medallista olímpica, en medio de los bosques de Palermo.

Así son las mañanas frías y húmedas de domingo… Me tomo un té y me inspiro. A la vez que espero que ya se vaya este invierno, e invoco con todas mis fuerzas una pronta primavera...

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