Había una vez una princesa en un reino cercano. Desde pequeña le enseñaron a ser princesa con las lecciones sacadas de los cuentos de Blancanieves, la Bella Durmiente, Cenicienta, y otras que más tarde conocería gracias a Disney...
A una tierna edad conoció a su primer sapo, lo besó, por breve tiempo se convirtió en príncipe, pero como en otros cuentos, luego de un tiempo se volvió calabaza, pasadas sus 12... Y así pasaron los años, los sapos, las calabazas...
El problema de la princesa era que algunos sapos eran más bien escuerzos, de esos que son levemente venenosos, y quedó intoxicada. Cada nuevo sapo, en vez de pensar en la posibilidad de un amor lindo, le daba dolor de estómago, ansiedad, angustia. Pensaba "otra vez se convertirá en calabaza, y me dejará ese sabor amargo en el alma?"
Dice la historia que aún sigue esperando que el príncipe no se transforme en calabaza...
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Prueba
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