martes, 17 de noviembre de 2009

De las sutiles diferencias

El 31 de octubre me fui de viaje. Largué todo y me fui a Nueva York, New York o como lo escriben en el mapa los de TAM: Nova Iorque.

La aerolínea brasileña tiene un servicio muy aceptable. No sólo en los tramos cortos (tipo Bue Sao) sino en los tramos largos también. Te regalan el típico minibolsito con el antifaz para dormir, pero también con taponcitos para los oídos, cepillo de dientes, pasta de dientes y manteca de cacao para los labios... Uno en el viaje a Sao, uno en el viaje a NY. Y como si esto fuera poco, la mantita te la regalan! Dejé una en NY, me traje la del viaje de vuelta que me combina bárbaro con los muebles del dormitorio...

NY te deja sin palabras. En cada rincón encontrás detalles admirables. La solidaridad de la gente es real, no una frase más. Si te ven con un mapa y cara de perdido, paran a ayudarte. Durante el domingo de la Maratón de ING, la cantidad de puestitos con voluntarios repartiendo bebidas y comida, eran incontables.

El sábado a la noche cuando llegamos era Halloween. Nos fuimos a la plaza donde era el final del desfile del Village. La gente estaba toda disfrazada, toda riéndose, no notamos ni peleas, ni alcohol descontrolado, presencia policial apenas visible. Pensaba en estos días en lo que pasó en Velez y en la cantidad de policía que hay por casa cada vez que juega Excusio...

El lunes creo, o tal vez haya sido el martes, los Yankees ganaron el campeonato de beisball. Más allá que su concepto de "World Series" es un poco acotado, el espectáculo de ver miles de fanáticos en Times Square disfrutando del partido en las pantallas gigantes, sentados en la calle, sin desmanes, me hizo sentir una gran envidia... Inclusive tenían la onda de preguntar si queríamos que nos sacaran fotos y decirnos piropos agradables. Presencia policial visible, para toda la gente en Times Square: 6 policías montados.

Volvíamos tarde al hostel donde nos hospedábamos, siempre en subte y a veces en colectivo. Sensación de inseguridad: Cero. Siempre hay gente por la calle.

Nos quedamos con ganas de más. La pasamos genial. Y nos hubiéramos quedado a vivir!

Próxima entrega: Similitudes en las juventudes mundiales: O de cómo mataría al imbécil que inventó los celulares con MP3 y parlantes externos.

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