martes, 24 de agosto de 2010

De los momentos de relax

Hace algunos años, cuando Galerías Pacífico era mi segundo hogar, junté una cantidad obcena de puntos en la tarjeta de fidelidad del shopping. Con esos puntos logré sacar dos pases de Spa para el que entonces era el Evian Spa (hoy Spa Ser). Los disfrutamos con la Paula Pi, que en ese momento lo necesitaba bastante...

En ese entonces comprendí que lo mío eran los mimos, que me mimaran, MUCHO, que me hicieran masajes, que pudiera tener a disposición un hidromasaje, una sala de relax con aromaterapia y mantas suavecitas, aguas saborizadas a voluntad... en fin, una vida de mimos y placer a full.

Este año para mi cumpleaños me regalaron un cupón para disfrutar de una hora completita de masajes (60' de manos y aceites esenciales recorriendo mi cuerpo desde la punta de la cabeza hasta los dedos meñiques de los piés), más uso de hidromasaje, sauna finlandés y sala de relax.

Tardé cuatro meses en encontrar un día ideal para disfrutar mi regalo, CUATRO MESES. Finalmente, la semana pasada, luego de tres semanas de eventos, reuniones, estrés laboral, llamé al Spa Ser y saqué turno para mi sesión de mimos.

Por supuesto que ese día me olvidé del voucher en casa, tuve que volver a buscarlo a la salida del trabajo (que queda a 10 cuadras del Spa y a 30 de mi casa), como era viernes no había un solo taxi, casi llego tarde y por supuesto más contracturada por la cantidad de plata que gasté en ir y volver.

Finalmente me dispuse a disfrutar de mi sesión de mimos. La primera hora, acostada sobre una camilla suave y bajo las expertas manos de mi masajista. Con ganas de quedarme a dormir en esa misma camilla, bajé a ponerme el traje de baño para disfrutar del hidromajase, con la idea de quedarme ahí adentro hasta que quedara toda hecha una pasita de uva, no solo los dedos de las manos y los pies.

Pero, como decía mi abuelita Beatriz, cuando la niña pobre sale a bailar, los músicos se van a pishar. Estaba yo muy contenta, sola, y relajada, en el sauna cuando escucho algo parecido a una bandada de loros barranqueros en el jacuzzi, pero más agudo. Cuando emerjo de los vapores aromatizados del sauna, veo con horror la siguiente escena: al centro del grupo, una señorita con una tiara de plumas y brillos blanca (de esas que se usan para las despedidas de soltera, sí), y rodeándola otras 3 ocas que graznaban sin parar.

Y ahí volví a mi estado granítico... mi momento de mimos y relax se había roto, con la presencia de una casada con un hijo y su charla sobre el pequeño, una embarazada, una de novia y la que se estaba por casar... Creí que me iba a dar alergia de tanta felicidad. Pero más allá de eso, lo que me puso de muy mal humor fue el poco respeto por las reglas... por el derecho al relax de los demás...

En fin, luego de tratar de volver a mi estado alfa por varios minutos, me duché, me vestí y me fui. Qué va'cer... a veces se gana, a veces se quiere matar a alguien...

Experiencias frustradas en los últimos tiempos? Alguno quiere compartir?

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