lunes, 30 de agosto de 2010

De los vecinos ruidosos

Vivo en un departamento en planta baja, en un edificio de más de 50 años, en la zona de Belgrano (el bajo Belgrano o Belgrano chico, según cuándo te hayas mudado...). El departamento está en el contrafrente y tiene jardín. A todas las luces, es una joya en medio de la jungla de cemento. Sin contar los vecinos.

Hasta hace unos meses sólo tenía que lidiar con los gritos de los del 2do piso. Familia tipo: mamá, papá, nena y nene. Familia tipo gritona. Las peleas entre los conyuges, un deleite digno de telenovela venezolana. Los gritos a los menores, para hacer un manual de qué no hacer con tus hijos, de la A a la Z. Ya estaba acostumbrada los fines de semana a escucharlos pelear, volar platos, utilizar los epítetos más desagradables... Pero era sólo en fines de semana, y a la hora del almuerzo por lo general. Y llegaron los del 1ro.

Poco tiempo atrás se mudaron dos hermanos al 1ro. Al principio todo era amor y paz. Hasta que empezaron los viernes de amigos. Y hasta acá todo ok. Pero aún en invierno, con 2°C, dejan la ventana del living abierta mientras hablan a los gritos, y joden a los gritos hasta las 3am del sábado... Inadaptaditos de mi alma, viven en departamento, con otra gente, no solos, y tienen ventanas, ciérrenlas por favor, gracias!

Las palmas se las lleva mi vecina de planta baja. La vieja nunca fue buena vecina, nunca fue simpática, jamás tuvo palabras amables. No la quiere ni su familia. Cuando pusimos el cerramiento en el comedor diario, la vieja se ocupó de tapar con silicona los agujeritos de desagote de las ventanas, para que no se le mojara la medianera -no, porque si llueve y no hay cerramiento, la lluvia pasa de largo por tu medianera, vieja pelotuda-. Desde hace un tiempo que está postrada, sorda y la cuida una pobre chica que la padece. Su familia no la visita, apenas la hija de su marido (la hijastra), para controlar una vez por semana. El viernes pasado la vieja empezó a gritar y golpear las paredes con el bastón a las 4am: "Me están robando!! Ayúdenme!!! Me están robando!!!" Y la pobre chica que trataba de calmarla. Los gritos siguieron hasta las 6:30am a intervalos irregulares, cosa que yo no pudiera volver a dormirme...

El viernes nos habían invitado a pasar una noche en el Howard Johnson de Campana, para probar las instalaciones, ver qué tal el servicio, etc. Lo tomé como una excelente oportunidad además para descansar de los hermanos del 1ro y de la vieja de planta baja, y dormir decentemente una noche de viernes, luego de una semana verdaderamente masacrante.

Pero como siempre, la abuelita Beatriz estuvo presente con su viejo y recordado dicho: "Cuando la niña pobre sale a bailar...". Nos dieron una de las suites del hotel (tiene 2, una con dos camas twin y otra al lado, con una king size). El baño tenía un tema con la ventilación y apestaba. Y los vecinos... los vecinos! Nunca sabremos si el señor era un señor o una foca. Ella digna de canal Venus. Se entretuvieron toda la noche, generando en mí dos cosas: 1) mucha envidia y 2) ganas de matar al contructor por la pésima aislación acústica de las habitaciones. Estuvieron gran parte de la noche jadeando y gritando y gimiendo, y con renovados bríos comenzaron nuevamente a las 8:45am.

De todos modos, querida vecina de la habitación 144, no te lo cree nadie!!! Creo que si hacés una audición para PlayboyTV o Venus, entrás seguro!!!

En fin, en octubre me mudo. Entre mi vecino/a y mi cama, está mi baño. Del otro lado, el balcón y el pulmón de manzana. Espero dejar atrás las vociferaciones, las peleas familiares, las viejas molestas...

Y de vecinos cómo andan ustedes?

No hay comentarios: