martes, 28 de abril de 2009

De las vacaciones

Les debo las anécdotas del viaje en sí, más que los tramos aéreos que, seamos sinceros, mejor dejarlos para el olvido. Pero Copa, sépanlo, los voy a defenestrar en todos los medios posibles a mi alcance... Voy a contratar a un diseñador gráfico nada más que para que me haga un dibujito para poner en el blog y pasárselo a todos los bloggers amigos que diga: COPA APESTA!

Bien, dejando de lados los exabruptos que ciertas líneas aereas me provocan, voy a contarles de la primera semana de vacaciones. Mi madre, profesora en un Colegio del Mundo Unido, tenía una semana de vacaciones durante Pascuas, así que nos montamos en el poderoso Suzuki Sidekick Sport 4x4, y encaramos para la Península de Nicoya, para ir a Montezuma, a disfrutar de nuestras merecidas vacaciones.

Las rutas en Costa Rica están lejos, muy lejos de parecerse a algo como las Autopistas del Sol o la Ruta 2. O sea, sí hay peajes, y algunas están en excelentes condiciones, pero como el país está cruzado desde el Noroeste hacia el Sudeste por una cordillera, nada es en línea recta. 100 kilómetros te pueden llevar en términos de tiempo el doble que en nuestro llanísimo territorio hacia la costa.

Para llegar a la punta de la península, hay que tomar un ferry o cruzar por un puente, pero que te alarga el camino por 10. Salimos relativamente temprano de casa, en Costa Rica amanece a las 4:30 am - salimos tipo 6, y llegamos a Punta Arenas (de donde sale el Ferry) a eso de las 8 de la mañana.

Al llegar, buscamos el lugar de salida del Ferry, y nos pusimos a hacer la cola para poder embarcar. Acostumbrada al Buquebus, esta experiencia fue una aventura. No sólo no se saca el boleto con anticipación, si no que, hasta que no estás más o menos a metros del Ferry, no sabés si vas a viajar o no.

El sistema es el siguiente: Dependiendo de la nave que sea, entran entre 30 y 130 autos. Pero si suben vehículos más grandes, la ecuación cambia. Entonces, como si jugaran al tetris, van haciendo entrar autos, micros y hasta camiones en el ferry. Si no estás entre los primeros autos de la fila, tenés que esperar a que acomoden las formitas para saber si entrás o no. Cuando saben si entrás, te dan un papelito con el que vas a la boletería a sacar los boletos. Nadie te pide documentos del auto, modelo, nada.

En el ferry la travesía es más bien tranquila, podés optar por viajar en el exterior o en una sala que a veces tiene aire acondicionado, barcito, etc., parecido a Buquebus.

El puerto de llegada es Paquera. Desde ahí, hay que buscar la ruta que te lleva a tu destino. Como no hay muchas opciones o rutas, la verdad es que es bastante directo. Pero siempre te puede pasar que no veas el cartel que dice Montezuma, donde hay que doblar a la derecha y termines por un camino de tierra y piedras, directo a Mal País (sí, el lugar se llama así).

Más o menos a los 5km (que por camino de piedra parecen como 20), dimos la vuelta y encaramos para el lado que teníamos que ir. Y llegamos... un lugar estupendo...



Y acá nos quedamos una semana. Luego de tantos kilómetros, travesía, y caminos complicados, me sentía completamente lejos del mundo, lejos de mi mundo. Hasta que oí los primeros acentos en el pueblo...

1 comentario:

EmmaPeel dijo...

Pau increíbles las anedas diría mi abuelo y el paisaje, genial!