viernes, 26 de febrero de 2010

De los cautivos

Este blog tuvo un hermanito menor que duró muy muy poco tiempo. El primer post fue sobre los trabajos, y de cómo estamos cautivos en ellos.

Justo en estos días en que se debate sobre si las orcas deben o no estar en un acuario (creo firmemente que deben estar en libertad, pero gracias a Mundo Marino muchos chicos estudiaron Biología Marina u Oceanografía), recuerdo ese primer post en el que comparaba mi empleo de ese entonces y otro accidente en un acuario, en el que una orca había ahogado a su entrenador.

Somos cautivos de lo que nos apasiona. Lo que nos apasiona para bien, como puede ser un trabajo que se disfruta, un hobby, un amor. Pero nos cautiva y nos apasiona, para el lado más oscuro, aquello con lo que tenemos una atracción negativa: un trabajo que aborrecemos pero que no dejamos, un amor que no es amor pero que no dejamos. Como le pasa al entrenador de la orca, que no pongo en tela de juicio ama como a un hijo, pero que entiende que debe estar en libertad.

Qué hace que nos quedemos en lugares que no nos gustan, que no nos dan satisfacciones, que nos lastiman? En el caso de mucha gente que conozco, se queda en el trabajo que tiene porque no tiene alternativa económica. Hay empresas que pagan bien, pero lo cobran en el maltrato diario. Hay personas que elijen quedarse al lado de alguien que saben no es para ellos, porque para esas personas quedarse solos es una alternativa peor.

Otras personas aborrecen el lugar donde están, se aferran con alma y vida a la puteada diaria, y no hacen siquiera el esfuerzo de buscar alternativas. Las conocen no? Todos conocemos a estas personas. Hacen de la queja un arte. Del lamento un credo. Es su alimento para el alma, si no están infelices, no pueden vivir. Y seguramente todos hemos pasado por una fase en la que fuimos esas personas. Yo sé que fui uno de esos. Por suerte se puede salir de esa, siempre que se quiera.

Tal vez sea porque hoy es mi último día en un trabajo al que aborrecí, y estoy feliz de dejarlo atrás. Tal vez sea porque en el camino, esta posición me enseñó mucho. Sea lo que sea, agradezco no estar más cautiva, al menos no de este lugar.

De qué están cautivos? Quién o qué es su orca?

2 comentarios:

matilda dijo...

La mayoría de las veces, cuando te leo, no tengo respuesta a tus preguntas. Hoy, fue inmediata: soy tan obviamente cautiva de mis malos amores. Ojalá algún día pueda desprenderme, como vos de tu trabajo.

Nanita dijo...

Me encanta que te hayas podido liberar de ese trabajo que tanto dolor de cabeza te trajo amiga mia!
Me hace feliz saber que estás feliz en tu nueva oficina, a disfrutarla :)