miércoles, 13 de abril de 2011

De los viajes 4

Los que me conocen bien saben que amo viajar. Aunque sea en micro a la costa, en auto a Navarro, adoro agarrar la ruta. Pero mi debilidad son los aviones. La sensación que me produce el despegue del avión es indescriptible. Siento que me libero, que vuelo con alas yo misma.

Mi primer viaje en avión fue a la provincia de Santiago del Estero, con mi papá, para el viaje hasta falté un par de días al colegio. Y ahí empezó mi historia de amor con los vuelos. Más tarde me tomé mi primer vuelo sola, hacia Italia, con 16 años y la apariencia de 13. Y cuando llegué a Roma y me tomé el segundo avión fue la primera vez que lloré en el aire. Lloré porque este avión me llevaba cada vez más lejos de mi casa.

Cinco años más tarde, ese lugar se había convertido en mi casa lejos de casa. Mi punto de referencia. El lugar al que volver cuando necesito reencontrarme. Es un lugar y ese lugar son personas. Personas que extraño todos los días. La vida me permitió con algunas de estas personas seguir en contacto casi constante, aún antes del mail, ni hablar de Facebook.

De todos modos hay algo irreemplazable a la hora de necesitar reparar un corazón herido, como en 1999 y el mítico viaje a la Ciudad Eterna, o volver a empezar y reencontrarse con el pasado como el viaje al Ombligo del mundo en el 2000, o reafirmar lazos y desmitificar amores como el viaje otra vez a la Ciudad Eterna del 2005 para el casamiento de mi amiga/hermana... Qué decir del viaje al rescate de otra alma en pena en 2007 a la tierra de los Mayas, con visita a ese increíble lugar en la tierra y en mi mente, Antigua... O el rescate de otro corazón en llamas en octubre del 2009 a la ciudad que nunca duerme... La posibilidad que dan los viajes, el acortar distancias físicas, o de poner distancia para poner perspectiva a las cosas, es maravilloso.

Cada viaje a lo largo de los últimos 20 años ha tenido un propósito. El que viene tiene uno muy concreto, volver a encontrarme, a encontrar mis fuerzas, conectarme con mi esencia. Por qué la voy a buscar a Suiza y a Italia? Porque es donde está parte de mi familia agrandada, mis dos hermanas del corazón, y lamentablemente a la otra esta vuelta no la encuentro, porque está en la otra punta de otro continente. Porque solamente ellas saben cómo volver a juntar mis pedacitos. Solamente sus abrazos y sus hombros tienen la capacidad mágica de calmar mis lágrimas.

Viajar es un placer. Viajar es una terapia. No resuelve mágicamente las cosas. No es instantáneo. Nadie deja de sufrir cuando pasa por migraciones y le sellan el pasaporte... Pero es el primer paso.

3 comentarios:

La Azucena dijo...

Feliz Viaje !!! Disfruta como vos bien sabes!! y te envidio sanamente tu amor por los aviones y volar!! para mi es un mal necesario!!

Vir dijo...

Empieza con el armado de la valija, amigui! A disfrutar, despejar esa mente y sanar ese corazoncito! Buuuh no es mi culpa no ser hija única para no poder ser hermana tbn!

Paula Cautiva dijo...

La Azu! Cuando vuelva nos juntamos finalmente a tomar ese café que nos debemos!!!
Vir: Vos sos mi hermana menor local che! Y lo sabés bien amigui!!!