viernes, 11 de marzo de 2011

De cómo se sale de esto

Ayer se terminó una historia de amor que tenía 25 años y 3 meses. O algo parecido. Lloré, traté de entender lo inentendible, negué, me entristecí, pero nunca pude enojarme. En dos semanas, nunca pude enojarme. Rectifico, sólo me enojé cuando la impotencia de ver a la persona que amo en pedazos no me permitió otra reacción.

Creo que el enojo no conduce a ninguna parte. El rencor, el tratar de echarle la culpa al otro, el odiar al otro para superar el dolor, no es verdadero amor. Creo que cuando el amor no se termina, pero no puede superar obstáculos, lo que queda es infinita tristeza, no odio, no resentimiento, no rencor.

Y que únicamente el perdón desde el corazón, y el amor incondicional, aún cuando no estés con la persona que amás, ni vayas a volver a estar con él/ella, es el único camino hacia la sanación de un corazón lastimado.

Por experiencia personal sé que odiar no lleva a ninguna parte. Enojarse sólo trae más tristeza y es inútil colgarle cartelitos con adjetivos al otro para desdibujar la figura del ser amado. Ahí abajo sigue estando, y el amor no se acaba por más culpas, adjetivos descalificativos y análisis negativos que podamos hacer...

Así que hoy yo elijo seguir adelante, sin rencor, sin odio, sin culpas. Agradeciendo a la vida la oportunidad de haber vivido una gran historia de amor, sin final feliz, como Romeo y Julieta, y me preparo para hacer mi duelo, desde un lugar mucho más sano que el enojo...

Y ustedes? Creen que es mejor el odio, el rencor y el enojo para superar una ruptura o prefieren un método menos negativo?

2 comentarios:

Moni dijo...

Paula... no es sencillo, pero creo que el perdón es el único camino.
Te sigo leyendo...
Moni

Paula Cautiva dijo...

Gracias Moni por pasar! Ya estuve por tu blog anoche y hoy voy a leer un rato más, prometo comentar!!!