Hace unos meses pensé que finalmente tenía mi final feliz y que mi príncipe había regresado a rescatarme de la torre alta en la que por muchos años me había encerrado. Pero esto es la vida real, y las historias con final feliz a veces se hacen desear un poco más. No son tan fáciles. Ni tan felices.
Así que me encuentro en el casillero de salida de nuevo, en muchos aspectos. Mirando hacia atrás y tratando de entender qué tengo que aprender esta vez de esto que me está pasando. Si no, como le digo siempre a Romina, no voy a salir de acá hasta que no aprenda lo que tengo que aprender. La vida es así de simple, las cosas pasan para aprender. Si no aprendés, volvés a tropezar con la misma piedra, una y otra y otra vez. Y a sufrir condenadamente porque no aprendiste nada.
Allá vamos de nuevo... Y ustedes? Cómo los trata este año del conejo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario