jueves, 17 de marzo de 2011

De la suerte 2

En las últimas semanas mi postulado de hace unos meses se fue al tacho. Todo lo que creía seguro, se me escapó de las manos como el agua, ni húmedas me quedaron las malditas manos... Nada, pero nada de nada, quedó en su lugar. Y sin embargo, sigo recibiendo pruebas de que tengo suerte, que mi equipo de rugby de ángeles guardianes me sigue protegiendo, que a pesar de todo, alguien en algún lado me está cuidando constantemente...

Hoy estrené las Reetone, mi regalo de cumpleaños anticipado. Como no pienso pagar fortunas de gimnasio, planifiqué un recorrido de unas 30 cuadras cerca de mi casa, para caminar e incrementar las endorfinas que mucho me hacen falta en estos tiempos. Caminé unos 45 minutos, y de regreso a casa me compré una tabla de planchar en oferta. Con la tabla a cuestas regresé al hogar para descubrir que el ascensor estaba trabado en el 8vo piso.

Dejé la tabla de planchar adentro y salí a tocarle timbre a los vecinos del 8vo. A las cansadas me atiende una chica a los gritos que la estaban robando, que se llevaban una notebook, que no los dejara salir. Mi kioskero vecino fue a llamar a la cana, el diariero me refugió en su puesto y me dijo, no te movés de acá. Por supuesto que los cacos tenían llave para salir.

Si yo hubiera esperado pacientemente que bajara el ascensor, seguramente no podría estar escribiendo estas líneas, ya que me hubieran afanado todo. La tabla de planchar, no se la llevaron. Eran 4 monos de aspecto muy fiero.

En qué lúcido momento dejé la tabla y salí... no lo sé, pero agradezco haberlo hecho a mis ángeles guardianes. Sigo siendo una mina de suerte. A pesar de todo.

Y la suerte de ustedes cómo anda?

2 comentarios:

Virginia dijo...

Como vos bien sabés me estoy subiendo a muchos aviones ultimamente. Y como mujer precavida que soy, a pesar de saberme casi de memoria las instrucciones para situaciones de emergencia, escucho, miro y leo el folleto del asiento. Pero en los últimos viajes me agarra como un sobresalto y pienso qué pasaría si se cayera el avión -que qué cagada no haber encontrado al amor de mi vida, ni experimentado la maternidad. Pero cuando se apaga la señal de abrocharse los cinturones, el avion llega a la altura necesaria y se estabiliza, recupero la perspectiva -tenemos taaanta gente que nos quiere y acompaña a pesar de no tener lo otro. Sin duda sos una mina afortunada, Pau, pero también muy querida, no lo olvides nunca. Te mando todo mi cariño y energía desde África. En apenas un poquito más que una semana ya me tenés me vuelta. Ah y enjoy Mendoza, que ya quisiera yo estar allá!
PD: Te acompañaré en las caminatas!

Paula Cautiva dijo...

Te quiero amigui!!!